El regalo del hoy

El regalo del hoy

Por Cristian Sebastián

Desde chiquito me inculcaron este sentido de disciplina como parte rutinaria de mis días. Limpiar, recoger mi cuarto, fregar, botar la basura, estudiar, y el ejercicio: siempre han formado parte de mis quehaceres. Es más, desde que tengo memoria mi madre siempre recurrió al deporte y al arte como vehículos para canalizar el vagón de mis energías y para liberar aquellas tensiones que todos cargamos durante la niñez y adolescencia. Desde entonces estos han sido mis inseparables aliados- hermanos combativos- y componentes esenciales a lo largo de mi desarrollo profesional como bailarín, director creativo y diseñador industrial.

Les confieso que: en las artes, el diseño y el ejercicio, yo entiendo mi propia espiritualidad y propósito de vivir, donde conecto con un mundo – un nivel – por encima de lo que abraza la gravedad de mi razón. Así, medito, comulgo y sano: desde adentro hacia fuera. Entiendo mi condición de humano, desde la reflexión del arte/diseño/arquitectura- como herramientas para entendernos [me] como sociedad y reflejo de la evolución del pensamiento como homo-sapiens. De esta forma cabe destacar, que nosotros [en nuestra condición de humano] tenemos la capacidad de expresión artística como recurso innato. Desde las pinturas de la cuevas de Lascaux, los dibujos de un infante, el origen de la música, o hasta el desarrollo industrial y arquitectónico; el hombre ha sabido [re]utilizar sus condiciones, medios y contextos para su propia expresión: ¿deleite, reflejo o necesidad?

No pretendo navegar en los profundos mares del proceso(s) cognitivo en relación a la historia del arte y a la evolución de las civilizaciones; mas sí es requerido el ejercicio mental de una filosofía existencialista y renacentista durante nuestros tiempos. Sin lugar a dudas, estos días de cuarentena han sido -son- la temporada más precaria de nosotros, como civilización “moderna”. Es un emergente llamado – de acción y de urgencia- al artista en cada uno de nosotros. Un llamado a el filósofo, escritor, escultor, agrónomo, chamán, músico, nutricionista, y al poeta existente en cada uno de ustedes. A ese filántropo dormido tras el minuto a minuto.

Si bien el filósofo francés, del movimiento existencialista, Jean-Paul Sartre (1905-1980) una vez mencionó “El hombre es lo que decide por sí mismo” – resuelve el enigma de muchos ante el qué hacer durante estos días de cuarenta. Fácil: respóndete quién soy y cuál es mi propósito de hoy.

Ciertamente, es imperante el ser productivo durante estos días de aislamiento social y tomar los mismos como una oportunidad – un regalo – para rediseñar el concepto de quiénes somos. Es momento de salir de la rutina y volver al hombre, a uno mismo. El Renacimiento de nuestros tiempos. Éste presupone hagamos el mayor uso de nuestro tiempo, utilizando todos los recursos existentes a nuestro alrededor. Óyeme, quejarnos hoy no es una opción. Las viejas excusas expiraron. Toma el control de tus días, del presente, como un invaluable regalo que se presenta con una cadena de oportunidades; solamente listas si estás dispuesto a re-descubrirte y alcanzar una versión mejorada de ti.

Mi apartamento: pequeño y sin balcón ni patio, se ha vuelto en el aeropuerto para todas mis ideas y en el taller de crecimiento espiritual. No pretendo, con este biopsia de mis días, en ser guía o modelo para nadie. Sin embargo, aspiro avivar tu curiosidad intelectual y apetito emocional: mediante la actividad creativa y la [re] integración personal (y familiar). De esta forma, a ti lector, en tus manos está la alternativa del cambio y progreso. De utilizar tus recursos, medios y espacio como puente para compartir en familia o con el templo de tu ser. Sin excusas, tu momento es hoy. Dicho esto comparto con ustedes lo que ha sido mi producción artística durante estos días de cuarentena, siendo éstos una recapacitación de mi ser como persona, familiar, ente creativo, filósofo y diseñador industrial. Sin distanciarme de nuestra realidad, retomo este día – mi presente- como un invaluable regalo que pertenece al ahora para aportar a un mejor mañana; desde adentro hacia afuera y así sembrar la semilla de consciencia para como equipo salir airosos y darle esperanzas a un mañana que nos espera. ¡Ánimos!

  

Desde mi cuarto 

Desde adentro, lo veo todo.

Encuentro los secretos incrustados

en las paredes del silencio.

La imperturbable sigilosidad

del segundo a segundo

rediseña el balcón de mis ideas.

Soy golondrina, pez, y canción.

Huésped de mi piel;

soñador de pasos acuartelados.

 

Un gigante dormido

sobre la suite de la rutina,

se despertó.

Me agita hacia la poesía

mientras me sumerge

en la piscina de mis pies.

Soy un eterno centinela

desde aquí, mi cuarto.


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Retomé una pintura que hacen años mi madre había hecho, y como no tenía un canvas nuevo a mi alcance, intervine – con su autorización- sobre el mismo. Este ejercicio a servido como un puente de conversación, reflexión, y apreciación de la vida y de nuestra compañía.

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Tomé la iniciativa de hacer un modelo en 3D de una máscara, para su impresión en 3D, utilizando las medidas del rostro de mami como modelo.

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Trabajando desde mi cuarto.

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Extracto de una clase live que di vía facebook durante esta cuarentena.

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